Sentada en una roca disfruto del mar. Una piedra buscada con esmero, que me permite escribir estas líneas, mientras escucho las olas batir, huelo la espuma y hasta algunas gotas llegan a rozar mi cara. Y así, te visito.
Hacía mucho que no venía, sólo por verte, por hablarte, por buscar tu abrazo. Sin más. No me gusta acompañarte cuando no estoy bien. Me entristece más.
Hace tiempo que aprendí a vivir sin tus palabras, sin tus caricias, sin tus miradas. Y decidí que sólo quería compartir contigo los momentos tranquilos, de paz y sosiego, de felicidad.
Y cuando paso tiempo sin sentarme en esta butaca de piedra, a veces pienso que sabrás que no estoy bien, y la lagrima que recorre mi mejilla me recuerda la fuerza que necesito para subir, como la espuma del mar.
Hace tiempo que aprendí a vivir sin tus palabras, sin tus caricias, sin tus miradas. Y decidí que sólo quería compartir contigo los momentos tranquilos, de paz y sosiego, de felicidad.
Y cuando paso tiempo sin sentarme en esta butaca de piedra, a veces pienso que sabrás que no estoy bien, y la lagrima que recorre mi mejilla me recuerda la fuerza que necesito para subir, como la espuma del mar.
La marea está subiendo, esgrimiendo tu intento de abrazarme una vez más. Y siento el apretón, la voz, el olor y tus consejos. Siempre los siento. Esté donde esté. Aún los siento. Y menos mal, porque sabes? A veces soy débil. Sí. Pero con todo lo que te echo de menos, sólo a veces.
Gracias a que está contigo y que nunca se irá, por eso es sólo a veces.
ResponderEliminarY desde aquí, yo le doy las gracias por haberme puesto en tu camino.....
Mil Muaks!!!!
gracias quela!!!
ResponderEliminarSiempre hay un lugar que nos desnuda el alma...
ResponderEliminarSaludos atrasados.