Mi Hambre



Con el primer beso todos mis pelos se erizaron. Sólo sentir su lengua rozando la mía supuso una subida de temperatura descomunal. Mis ojos cerrados permitían que el resto de mis sentidos disfrutasen de las caricias de su boca con la mía. La humedad se extendió pronto al resto de mi cuerpo.



Mientras aún estábamos sentados en el sofá sus manos apretaban con fuerza mi cintura, atrayéndome hacia él. Lamía su cuello. Mordía mis labios. Me senté sobre él esperando sentir lo cachondo que estaba e intentando disimular lo jugosa que me encontraba yo.


Unos roces después nos levantábamos y dirigíamos al dormitorio. La cama gritaba nuestros nombres desde hacía un rato. Sin dejar de acariciarnos, manosearnos, besarnos y restregarnos llegamos a nuestro destino. El decidió tomar las riendas de la situación y a mi solo me quedaba dejarme hacer, sentir, disfrutar de su interés.


Me tiró en la cama, sin tiempo a abrirla y me quitó la ropa. Sin prisa, pero toda de una vez. Mi cuerpo desnudo ante él pedía que continuase mandando y haciendo de mi a su antojo. Y eso hizo.


Abrió mis piernas, despacio, y su lengua se presentó ante mi vagina, encantada de conocerla. Lamió, y lamió hasta desgastar mis ganas, suave, despacio, acariciando mis labios, mi clitorix, mis muslos…. Su saliva mojaba aun más la zona que ya estaba tan húmeda y caliente que latía por si sola.


Quería su boca en mi boca, sorber todo el jugo que estaba sacándome, pero por más que le suplicaba que parase y volviese a mis labios, él seguía chupando y bebiendo de mi, sin hacer caso a mis peticiones.


Por fin, tras hacerme jadear hasta marearme, sucumbió a mis plegarias y regresó a mi cuello, mi lengua, mis labios.

El sudor de nuestros cuerpos se mezclaba con las caricias. Me dio la vuelta y con su lengua recorrió toda mi espalda hasta el culo. Humedeció nuevamente mi culo y mi sexo, para prepararlo ante la embestida, mientras un grito apagado salía de mi boca.


Empujaba con fuerza y me agarraba de la cadera al ritmo de mis gemidos.
No dejó que me corriera así.
Me cogió fuerte por las manos y me giró.

Ahogada en el deseo le pedí que me follase.


Pero me hizo esperar.
Sufrir las ansias de sentirlo dentro. Cuenta hasta tres. Pensé que bromeaba.
Cuenta o no te la meteré. Y me volví un cordero contando hasta tres para sentir cada embestida. Una, dos y tres, susurraba casi sin voz para experimentar cada empujón, cada sacudida. Cuantas más ganas y ansias tenía menos voz me iba quedando.


Conseguí que me dejara cabalgarlo. Mis tetas bailaban al ritmo de mis movimientos. Las chupaba, acariciaba y rozaba con cuidado. Sus manos golpeaban mis nalgas con fuerza, avivando mis ganas de correrme.




Estaba tan excitada y cachonda que no me hizo falta más para sucumbir al orgasmo. Largo, como pocas veces, intenso y escandaloso.


Mi hambre había sido satisfecha.



Fotografías de Cambacan





5 comentarios:

  1. Este es mi primer intento de relato erótico, después de mucho borrar y volver a empezar.

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  2. Pues está muy bien, qué más decir....no sé, un....eso, que buena...

    Saludos.

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  3. Tras mi larga ausencia, ya estoy instalado en mi casa... Y me encuentro con este magnífico relato. :)

    Mi enhorabuena, y no te preocupes por eso de "borrar y vuelta a empezar". Eso es precisamente lo que consigue que la escritura sea apasionante. Erótica o no.

    Un beso!

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  4. me alegro que ya estes agustito en tu casaa!!! gracias Juancho por los animos, a tí y a los demás comenteis o solo leais.
    Se que soy poco dada a comentar y a agradecer, pero da gusto saber que mis pensamientos, mis relatos, mis palabrerias son compartidas!!!
    Bicos a tod@s!!!

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  5. Gracias a ti por compartir tus escritos :D

    Besos!

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