Me gusta sentarme a leer a la orilla del mar. Oler el agua salada, aroma de verano y anécdotas. Oír su paseo, el taconeo entre las rocas.
Evocan mi casa, mi tierra, mi gente. Esté donde esté.
Evocan mi casa, mi tierra, mi gente. Esté donde esté.
Ver su bravura, su fuerza inspiradora de envidia, con sus colores a escala, sin extremos. Sentir las gotas junto al viento en el rostro, como caricias que nunca se dan. Sin dueño. Pensar en lo complejo que es. Y la paridad que, para mi, tiene con la vida. Es hermoso, muy disfrutable pero en ocasiones el más duro de los maestros. La falsedad de la marea, las piedras escondidas en la no tan profundidad de sus aguas.
Quizás por eso lo deleito desde la distancia, sin participar en exceso de todo lo que ofrece. Y únicamente en circunstacias meto un pie dentro para recordar lo que se siente.
El mar, como la vida, guarda muchos secretos. Y yo, sólo a veces, me atrevo a desentrañarlos.
El mar, como la vida, guarda muchos secretos. Y yo, sólo a veces, me atrevo a desentrañarlos.
Fotografía de Ricardo Villegas
El mar es misterio, indomable...Y si, es maravilloso sentarse y desde su orilla, disfrutarlo.
ResponderEliminarSaludos y lindo día.