Tengo una amiga que me dice siempre que si no ironizo no asumo. Y tiene toda la razón.
Es cierto que hay gente que ante situaciones, de fácil lagrimeo, sus ojos se debilitan y su expresión se entristece. Pero en mi caso, cuanto más dolida y lastimada estoy, más retintín pongo en exponer mis circunstancias. Esa mordacidad me hace creer que es menos dolor. El tonillo ácido de mis comentarios al respecto, me cargan de energía para afrontar ese instante.
No es incompatible con mi llanto, que en ocasiones asoma por el balcón de mi mirada, pero entre gota y gota sigue presente el sarcasmo.
Una vez, hace muchos años, me enseñaron a absorber toda la energía que necesitase, llegado el momento. Desde la planta de mis pies extraer de la tierra la potencia y el empuje pertinente. Así, encontraría el modo de hacer frente a cualquier situación, pudiendo ser sacudida, pero no derrotada. Y desde entonces no he dejado de tener por lo menos uno de los dos pies sobre el suelo. (eso tiene sus inconvenientes, pero no es el momento de exponerlos)
Puede ser que el motivo de mi socarronería, en vez del sollozo, sea que si las lágrimas son abundantes, se puede originar un mar.
Y entonces, después de treinta y tantos, mi pie dejaría la tierra firme.
Y entonces, después de treinta y tantos, mi pie dejaría la tierra firme.
Me encanto!!!!!! pero a mi de vez en cuando me gusta tomar mi escoba y perderme en el espacio, muy lejos de tierra
ResponderEliminarJajaja, me recuerda a mi y ese cruel momento en el que dije...entre lágrimas "por lo menos podías haberte ligado a una más guapa y la hubiéramos aprovechado los dos". Nunca me di cuenta de lo que has expuesto...de hecho la gente parece incluso que si te tomas algunas cosas con sarcasmo incluso te miran mal y sacuden la cabeza pensando que es que no eres capaz de superarlo. Pero desde que aprendí a reirme de mis desgracias el mundo es menos negro, es probable que sea una forma de canalizar la energía negativa hacia algo más positivo...
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