No es lo mismo




Hablando con un conocido el otro día, comentábamos lo íntimo de los abrazos. Los besos son fácilmente regalables. De saludo, de cortesía, de amistad, fraternal, de pasión. Pero los abrazos, no. Son más privados. No se le dan a cualquiera. Requieren mayor confianza, pues no solo se basan en el contacto físico, sino también en el intercambio de energía que el apretón conlleva. Reconforta más un estrujón en determinados momentos que el más intenso de los besos.

Y siguiendo con esa intimidad, llegué a la conclusión de que el sofá puede ser más íntimo que la cama. Una noche de frenesí supone compartir las sábanas. En cambio, acompañarme en el sofá, con la mantita y la tele…en mi caso requiere otro tipo de confianza, de intimidad. Otra sensación.


A mis treinta y tantos, son algunos los que pueden quedar bien en mi cama, pero pocos los que me gusta como quedan en mi sofá.


Fotografía de Nona

4 comentarios:

  1. Yo prefiero los abrazos a los besos, pero los primeros miro bien a quien se los doy y los segundos a veces no me queda otra que darlos por compromiso, muy a mi pesar.

    :)

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  3. Es verdad, no lo había pensado, pro me cuesta tanto dar un abrazo...será por que hay un poco de entrega al abrazar.

    Un saludote grandote y buenas noches.

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  4. Absolutamente estupendo! Me encanta el ultimo parrafo :)

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