Mi cabeza era un tren que viajaba hacia ninguna estación. Sin que pudiera pararla, apagarla. Cada rato mis pensamientos variaban de un extremo a otro. Tanto podía estar convencida de que sí, como estar segura de lo contrario. Merecía la pena seguir intentándolo o era mejor cambiar de interés?
Ahora mi ferrocarril ya no va sin frenos. Es el momento de reorganizar las piezas de la locomotora. De recordar que es lo que quiero y enfocar hacia eso mi energía., mi rumbo. De volver a ser yo misma.
Cuántas veces pasa el tren? Sólo una? Y si es asi, se puede llegar a tiempo a la siguiente parada? y lo más importante, se debe? O hay momentos en los que debemos cambiar de vía, de vagón, de destino?
Fotografía de Natacha Silva
Creo que hay momentos como los de tu pregunta, cambiar de vía o de vagón...
ResponderEliminarUn saludo enorme y buenas noches.
Existen multitud de trenes, dependen del destino elegido.
ResponderEliminarA veces llegas tarde, pero siempre existen más oportunidades si lo que quieres es continuar