Vacío



Esto no funciona. Te echo de menos. Quiero tu café, tu risa, tus caricias, tus besos…Quiero ser yo quien quede bien en tu sofá. 

Así esperaba que fuese la carta que nunca recibió.


Y pensó:

Y si tuviéramos una cantidad de amor para dar por vida, igual que tenemos un número finito de neuronas? Habré acabado el mío y lo malgasté? Cómo se dosificará? Significa esto que no todos tenemos la misma capacidad y por eso los hay que quieren mucho y a muchos y otros que son incapaces? Que pasa con el amor que no se usa? Se acumula para la próxima vida?

 

Cerró el buzón, sonrió y subió. Se hizo un café y se sentó en el sofá.



A mis Treinta y Tantos ... 
Quiero y no puedo. Puedo y no quiero. Y así


Perr@s





Érase una vez el perro del hortelano, y otra vez y otra vez.


Porque hay que ver que insistentes son algún@s. Que da igual lo que les digas y como se lo digas, que erre que erre cual Martínez Soria.

Que yo me pregunto…no se cansarán?


Erre que erre también hay en el bando opuesto. Que basta que tu sepas que no, que de ninguna manera, que eso no funciona ni lo hará jamas, y aun con todo lo sigues intentando y creyendo que algún dia será diferente. Y claro, no.

Y lo más difícil todavía, ambos sabemos que no y continuamos mareando la perdiz.


A los Treinta y Tantos es el momento de matar al perro, sin que por eso seas un mataperros!


Ida y Vuelta




Dicen que el tren pasa solo una vez y la verdad, yo creo que alguna más es posible que te puedas subir.
Di tu que hay muchas estaciones en el trayecto y quizás en otra llegues a tiempo de cogerlo.


Pero también es importante tener en cuenta que hay trenes que nunca te llevarán al destino que quieres, al que has escogido, y mira pues así, el viaje en balde tampoco es muy reconfortante.


Ser la locomotora, la maquina propulsora del tren, nada tiene que ver con ejercer el papel de último coche del carruaje. El desgaste varía mucho.

Vagones vacíos, que no tienen qué proporcionarte. En cuanto haya una vía mal puesta no habrá dónde agarrarse.

Vagones cargados, tan llenos que impiden ir cómodos en el viaje y tras un raíl dañado el golpe puede ser mortal.

Y el peor de todos, haber cogido el comboy equivocado y no darse cuenta hasta pasados kilómetros y kilómetros de recorrido. Y tener que decidir qué momento es el adecuado para bajarse a la de ya.


Pero en cualquier caso, antes o después, ser parte de un mecanismo y un viaje en el que todos los pasajeros hayan disfrutado, tengan su asiento guardado y deseen volver a subir si en algún momento han tenido que apearse. Tickets de ida y vuelta.


A mis Treinta y Tantos, por supuesto siempre hay quien ya no tiene billete para más excursiones, no hay plaza libre para más aventuras y su paseo, en mi tren, concluyó.


El Boleto de Su Vida

 
 
Un vale premiado, un ticket con regalo, eso tenían entre sus manos.

Ahora podrían comprar una casa, pequeña, de una planta, con el jardín suficiente para hacer una piscina y disfrutar de un porche con mesa para diez o doce donde juntarse a comer con su gente.

Sería el momento de formar esa familia propia que tanto anhelaban. Tener una niña, de ojos grandes, como su madre y sonrisa picarona, como su padre.

Ya no tendrían más tardes tristes, acurrucados en sus sofás de dos plazas que no les permitía estirarse. Tendrían uno enorme y cómodo, para ver películas tendidos juntos, cuando fuera lloviese sin piedad. 


Encargarían un dormitorio romántico y divertido, donde revolcarse juntos y disfrutar de su pasión, fruto del amor.

Viajarían a tierras cálidas para descansar y disfrutar del buen tiempo y la playa. Conocerían nuevas culturas de las que arrancar sensaciones, pensamientos y diálogos hasta el amanecer de los próximos años. .

Un regalo de la vida, para rehacer sus pedazos, recomponiendo a su antojo y diseñando el futuro a su gusto. Lo que siempre habían soñado.



Y se conocieron. Estaban tan entusiasmados imaginando que no se dieron cuenta que el boleto se estaba deteriorando. Que sus sueños se desvanecían entre sus manos, porque no solo es cuestión de que te toque, sino de que lo cuides para que no se estropee.


No lo hicieron, ni se habían planteado que aquello pudiera ocurrir. Cuanto más se entusiasmaban con ideas futuras, menos vivía el presente.


Dejaron de cuidarlo, de mimarlo y sin darse cuenta hasta de amarlo. El gran valor que tenía se había evaporado. Ya no quedaba nada. Su amor se esfumó. Lo gastaron de tanto soñarlo.



A sus Treinta y Tantos... Ella no lo soportó y Se fue. 
A sus Treinta y Tantos... Él no lo soportó y Empezó a soñar otra vez.


La Rúbrica del Amor



Y sin saber cómo entró en su vida, sin avisar. Se metió en sus sentimientos y emociones sin pedir permiso, y se coló en sus recuerdos cuando ya debería haber salido de allí. Siempre a destiempo

Las dudas embaucaban, la desconfianza amenazaba y la mentira cubría los restos.

Cuanto más intentaba olvidar, más se pegaba esa sensación.

Abono para un amor que no merecía ni un minuto más. Y aún así, con muchos ingredientes para seguir cocinándolo.

A mis Treinta y Tantos, cuando crees que todo acabó, comienza una nueva etapa, en la que el final debe hacer su rúbrica.




Pedacitos de Ti





Los caprichos del destino nos han traído esta tarde aquí. 

Casi todos conocemos como se encargó el azar de que Diego y Alba se encontrasen. Los que no somos familia pero nos consideramos casi como tal, también formamos parte de su vida en ocasiones gracias a la casualidad. 

Como dice la canción los que compartimos este día con vosotros estamos hechos de pedacitos de ti, diego y de ti, alba. incluso entre nosotros. 

Pedacitos de tiempo que hemos compartido para reír, sentir, recomponer emociones..al fin y al cabo caminar por la vida. 

Y es que hay constantes que no cambian, se modifica lo liviano pero lo importante, lo que nos une, sígue ahí, inamovible, resistiendo la evolución de nuestras vidas. 

Cada día es una historia en blanco, un libro con páginas vacias que podemos llenar.

Vosotros comenzais un nuevo libro, con un nuevo Pedacito muy especial, que será vuestro siempre, un bebé deseado con la fuerza y el amor que hoy os trae aquí.

Os deseo, os deseamos toda la felicidad en esta nueva etapa y que sigáis compartiendola con nosotros. 


Querer y No Poder



El deseo era fuerte, nacía de sus entrañas como un volcán en erupción.

Contenía su emoción cuando lo pensaba.

Ansiaba sentirlo, fuerte y profundo. Como el mar, bravo a la vez que fresco.

Pero la sal venía de sus lágrimas, impotentes de querer lo inalcanzable, de imaginarse colmada, llena, y sentirse vacía, derrotada, a punto de apagarse.

Y a sus treinta y tantos, justo cuando dejo de anhelarlo, lo logró. 

Por fin, se durmió.